martes, 8 de noviembre de 2011

BALTASAR COMOTTO, GUITARRISTA “La verdad, cumplí un sueño”



El músico acaba de editar su segundo disco. Toca junto al Indio Solari y Luis Alberto Spinetta. Retrata a ambos. Los miedos que afrontó para convencerlos.


Baltasar Comotto cumplió el sueño de muchos pibes. Y por partida doble. Desde 2004 es guitarrista de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, la banda que escolta al Indio Solari, y hace tres años acompaña a Luis Alberto Spinetta, quien se refiere a él como “violero cósmico”. Con 37 años a cuestas, el músico acaba de editar Blindado, su segundo disco solista (el primero fue Rojo) en el que participan ambos próceres del rock argentino. Una rareza nunca antes lograda. “No fue fácil encararlos, pero al final los invité y los dos tuvieron la mejor predisposición. Su presencia aporta mucho y le da un vuelco al disco”, asegura Comotto desde las oficinas de una productora en San Cristóbal.


–¿Qué le aportaron? 


–Mucho. Es fantástico que formaran parte del disco. Logra una unidad muy importante para mí. La verdad, cumplí un sueño.


–¿De quién se siente más cerca musicalmente?


–De los dos, porque tienen lenguajes distintos. Las letras del Indio las tengo más metidas porque hago coros. Con Luis es otro tipo de trabajo, pero tenerlo al lado es algo increíble. Es un tipo supergeneroso.


–¿Qué tienen en común entre ellos?


–Tienen un compromiso muy grande por la música. Son dos personas muy atentas que siempre buscan que su música brille.


–Cuando usted se presenta con el Indio Solari hace canciones de los Redondos, ¿era seguidor de la banda?


–Nunca fui un oyente de música nacional. Cuando era chico escuchaba música en inglés, por lo que no era de seguir a bandas de acá.


–Toca para dos grandes músicos. ¿Le gusta lo que hace o forma parte de su trabajo como guitarrista?


–Respeto mucho a los que tocan sin sentirlo, pero no es mi caso. Me cuesta mucho la idea de formar parte de algo que no siento. Sólo podría hacerlo en un caso de necesidad.


–A diferencia de lo que se puede presuponer, en su disco casi no hay solos de guitarra.


–No quería hacer un disco que tuviera muchos solos de guitarras. Quería pensar en la canción como un todo. No me interesa la idea de “ahora viene la ejecución del guitarrista”.


–¿Qué se necesita para ser un buen guitarrista?


–Una idea. Hay que saber cómo se arma una canción. En los ’80, cuando aparecieron Joe Satriani o Eddie Van Halen, se apuntó a la ejecución. Pero a mí me gusta la intervención de una guitarra dentro de un contexto. Hendrix fue el único que pudo separarse de eso, pero él era el futuro.


–¿Técnica es igual a virtuosismo?


–Cada vez estoy más confundido con la concepción de virtuosismo. Hay riffs que son infalibles. Eso es virtuosismo. Más que un solo de Van Halen tocado a cuarenta mil kilómetros por hora. El virtuosismo es relativo porque existen los virtuosos insoportables.


–El disco tiene un paisaje apocalíptico y canciones urbanas, ¿cómo fue el proceso de composición?


–Difícil. Pero busqué el desprejuicio de la letra. Son catárticas y anárquicas. Directas y abstractas. Todo dentro de un misma idea, porque creo que todos vivimos blindados. A todos nos piden monedas en el subte y seguimos con nuestras vidas como si nada. Y eso es algo grave.


–Después de veinte años de tocar, ¿cómo es su relación con la guitarra?


–Ahora me puedo separar. La dejo sola y no tengo remordimientos. Igual, la guitarra me abstrae y me hace olvidar de todo.


–Hace poco tocó con Solari, en Junín, delante de cien mil personas. ¿Se puede abstraer de eso?


–No se puede contra cien mil personas. Ahí se requiere la mayor de las concentraciones.


Fuente: Revista 23

1 comentario:

  1. voy a comprar la placa de Comotto, sólo para imaginar que en cada SOLO su cuerpo se contorsiona como en vivo, como COMOTTO

    ResponderEliminar